Llega el monstruo by Mike Davis

autor:Mike Davis [Davis, Mike]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2019-12-31T16:00:00+00:00

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Plaga y beneficio

«En el centro de la crisis de la inmensa industria de los pollos asiática hay un multimillonario de sesenta y un años llamado Dhanin Chearavanont»[149].

JASPER BECKER

Todos los pollos procedentes de la industria altamente tecnificada de nuestros días —decenas de miles de millones— son descendientes del gallo salvaje rojo que aún hoy se encuentra en estado silvestre en las regiones boscosas de Tailandia y Vietnam. En 1994, mediante el uso de análisis de ADN mitocondrial, investigadores japoneses demostraron que los pollos fueron domesticados hace más de ocho mil años en el área que actualmente ocupa Tailandia[150]. Posteriormente, los pollos, junto con los cerdos y los búfalos, se convirtieron en la base de la cultura agraria del Sudeste Asiático. Los pollos son también la esencia del conglomerado exportador agrícola más grande y poderoso de Asia: el Grupo Charoen Pokphand, con sede en Bangkok. CP, como es universalmente conocido, tuvo un papel central en la historia del terrorífico regreso del H5N1 en el invierno de 2003-2004 y de la epidemia de HPAI sin precedentes que amenaza con convertirse en un cataclismo humano y ecológico global.

Fundado por los hermanos inmigrantes Chia, de Guangdong, CP era un distribuidor de semillas de arroz en el Chinatown de Bangkok, hasta que Chia Ek Chow, el menor de cuatro hermanos, se hizo cargo del negocio en 1964. Ante la creciente intolerancia hacia la diáspora china en el Sudeste Asiático, cambió su nombre por el de Dhanin Chearavanont y reorientó la compañía a la cría de pollos y los pollos de engorde. Impresionado por el éxito obtenido por las compañías estadounidenses, que habían transformado la cría de aves de corral en un proceso industrial más próximo a la fabricación de productos químicos que a la agricultura tradicional, Chearavanont creó dos asociaciones estratégicas sucesivas con compañías estadounidenses y rápidamente se convirtió en el principal apóstol asiático de agricultura intensiva con integración vertical al estilo Tyson.

A mediados de los años noventa, Tailandia —que hizo suya la consigna empresarial de CP: «la cocina del mundo»— contaba con la industria ganadera más corporativa del mundo. CP y un puñado de exportadores integrados verticalmente controlaban el 80 por ciento de la producción, con la cría de pollos concentrada en un cinturón denso y contaminado que se extendía entre sesenta y ciento cincuenta kilómetros en las afueras de Bangkok[151]. Con cien mil trabajadores en toda Asia, CP presume de poseer un imperio agroindustrial «totalmente integrado, horizontal y verticalmente. Las operaciones van desde la producción de pienso para animales, la crianza, los sistemas agrícolas, el procesamiento de carne, la producción de alimentos y sus exitosos productos de valor añadido»[152].

Para Chearavanont y otros «integradores», las economías de escala en mitad de un entorno exportador en auge habían producido ganancias fabulosas, pero para los diez mil granjeros contratados y para cientos de miles de productores de aves de corral de patio trasero, la situación es radicalmente diferente. Como señala la periodista Isabelle Delforge: «Con agricultores contratados, las grandes compañías controlan la totalidad del proceso de producción:

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